La muerte es un tema que siempre ha inquietado al ser humano. El modo de morir, su interpretación y aceptación ha estado en constante cambio a lo largo del tiempo. Existen diferentes rituales funerarios en el mundo, que dependiendo de la cultura y de la religión se desarrollan de distinta manera.
El comienzo de los rituales funerarios se remonta a la época del hombre prehistórico, concretamente a la del hombre neandertal. En varias excavaciones se han hallado fosas rudimentarias donde se pueden apreciar esqueletos rodeados de diferentes objetos como por ejemplo, vasijas o instrumentos que servían para la caza. Asimismo, los paleontólogos han examinado las pinturas rupestres que estos impregnaban en paredes rocosas, donde expresamente existía un tipo de ritual. Ahí, ya se podía observar su creencia de vida tras la muerte, pasando de la vida terrenal a una espiritual.
La costumbre de ofrecer ofrendas a los fallecidos nació en China y Egipto. En el siglo VIII, esta inclinación fue acogida por los árabes. Unos años después, la tendencia se dispersó a través de los moros por la Península Ibérica. De este modo, como podemos ver, los rituales funerarios a través de la historia se han ido desarrollando desde el comienzo de la humanidad.
¿Por qué surgen estos rituales?
Y muchos de ustedes se preguntarán: ¿Por qué surgen estos rituales? Muy sencillo, surgen por la necesidad que tenían los seres humanos de acondicionar y despedir a sus familiares y amigos. No obstante, también surgen por contar con el gozo de la permanencia del espíritu de la persona fallecida entre otras. Como bien dice el primer párrafo de este artículo, estos ritos están supeditados a muchos factores como las creencias religiosas y la manera que tiene cada cultura de afrontar la muerte. Es por este motivo, que cada sociedad presenta una visión diferente sobre este tema.
También hay que destacar, que todas las sociedades tienen varios aspectos en común (velatorios, entierros, incineraciones, acondicionamiento del cadáver, momificaciones, lápidas, etc.) Otro aspecto que tienen en común es la creencia del alma y el espíritu, que aparta al cuerpo para marchar a otro plano más espiritual. Debido a esta causa, el ser humano es la única especie que entierra a sus seres queridos.
En algunas sociedades como las judías o árabes, se creía que cuando alguien fallecía, el cuerpo perdía una parte fundamental del alma y por ello, realizaban las momificaciones, a diferencia de los budistas o hindúes que utilizaban la cremación para los cuerpos, puesto que creían en la reencarnación y el alma debía de liberarse.
Rituales funerarios en la historia
Estos son algunos de los rituales que llevaban a cabo nuestros antepasados:
- En la Antigua Grecia, realizaban los rituales en su ciudad natal. Las mujeres se encargaban de bañar al fallecido y de untarle aceites por todo el cuerpo, a la misma vez que lo envolvían en un sudario. Por costumbre mitológica, le ponían una moneda en la boca del difunto. Una vez acondicionado el cuerpo, se daba comienzo al primer rito “la próthesis” que consistía en su exposición pública, rodeado de todos sus seres queridos, que le lloraban. Incluso, a veces, se contrataban a la plañideras (mujeres contratadas para que le lloraran al muerto). La próthesis duraba al menos un día. Después se daba comiendo al siguiente rito “ekphorá”, que residía en hacerle al cuerpo una procesión nocturna hasta el lugar de descanso del finado junto a una gran comitiva. Aquí se le daba a la familia la oportunidad de ostentar sus riquezas y su posición. Los fallecidos de familias adineradas, realizaban este viaje en carro. Finalmente, se incineraban o se enterraban fuera de las murallas de las ciudades para prevenir problemas sanitarios.
- En el Imperio Romano: la relación con la persona fallecida se basaba en el respeto y el temor. Creían que la única manera de volver a vivir era a través de los gratos recuerdos. En cuanto al acondicionamiento del fallecido, era bastante parecido al que se hacía en Grecia, les decoraban con flores y lámparas, se hacía un procesión y después se enterraban o se incineraban.
Hola, soy Carmen Gallego Lemus. Licenciada en Ciencias Empresariales, por la Universidad de Jaén, y con la Titulación A, “Curso Superior de Seguros”, impartida por el CECAS, en el Colegio Provincial de Mediadores de Seguros de Jaén. Llevo más de 25 años ejerciendo mi actividad profesional en el negocio funerario trabajando en Funeraria-Tanatorio Ntra. Sra. de la Fuensanta, así como en el sector asegurador como corredora de seguros, ambas actividades relacionadas entre sí.
Actualmente, tengo el cargo de gerente en Servicios Funerarios Funesgal. Quisiera destacar de mi trabajo, que aún pareciendo poco agradable, me hace sentir realmente satisfecha y orgullosa, cuando al finalizar el servicio funerario, los familiares te muestran su agradecimiento por el apoyo y empatía recibidos en estos duros momentos, por parte de nuestro equipo humano.